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Resultados de la búsqueda del tag: "bdsm cr"
DomOctavio H

A continuación veremos las diferentes personalidades de los Dominantes que integran el estilo de vida BDSM. Hay que tomar en cuenta que no todos encajan perfectamente con cada una de estas clases, y tal vez compartiremos cualidades de cada uno. 


El Macho/Hembra Alfa:

Esta persona tiene una absoluta confianza en sí misma, y cuando no es así intenta por todos los medios que no sea visible. Es un/a seductor/a nato y no tiene reparos en utilizar todo su carisma para conseguir atraer a quien se proponga,  fundamentalmente  para  saciar  un  capricho  fugaz  que  pocas  veces fructifica en algo a medio/largo plazo. Usualmente no reconoce sus defectos, y si lo hace es para mostrarse menos egocéntrico de lo que realmente es, a fin de ganarse la confianza de los demás. Se cree con derecho a considerarse el/la mejor y bajo esa premisa hará lo que crea necesario para mantener sometida a otra persona a sus pies, con lo que muy fácilmente sus maneras y argucias caen en actos deshonrosos o de ética muy discutible. Aunque exteriormente haga ver que le hacen gracia las actitudes rebeldes y contestatarias en realidad le irritan especialmente, ya que necesita aglutinar todo el protagonismo sobre sí mismo/a. Sin embargo no se conforma con cualquier persona sumisa pasiva y apocada; a su lado necesita a alguien de similar inteligencia a la suya y lo suficientemente atractiva físicamente como para resultar la envidia de otros Dominantes. Una persona que se cree una ganadora siempre desea el mejor premio y con frecuencia cambia de sumisa/o cuando tiene a la vista a alguien mejor. Por contrapartida suelen ser los más atrayentes, intensos y cuidan al máximo su imagen.


El Dom perezoso: 

Este tipo de Dominante sería feliz si encontrase una máquina para azotar que  le  librase  del  esfuerzo  de  hacerlo  personalmente.  En  casa  suele  ser desordenado y poco aseado, y disfruta especialmente teniendo a un/a sumiso/a doméstica para ese tipo de labores. No es riguroso con su aspecto físico y tampoco con el de los demás, porque disfruta de la apatía y de la calma como pocos. Aunque tiene a gala ser un hedonista refinado también terminará por manifestarse como alguien relajado en sus costumbres y con tendencia a la inactividad.  Es  poco  proclive  a  imponer  normas  severas  o  rutinas  diarias porque le supone tener que supervisar que se cumplan. En contrapartida suele ser alguien bastante afectuoso y tolerante, de alto nivel cultural y don de gentes. 


El practicante ocasional: 

Habitualmente  es  alguien  casado/a,  aunque  no  necesariamente,  e infrecuentemente  proclive  a  mantener  relaciones  vinculantes  con  la  persona sumisa. Prefiere tener encuentros una vez a la semana, o un par de veces al mes, y para cada uno estudiará concienzudamente las técnicas que requiera la sesión  que  tenga  en  mente.  Tiene  más  interés  en  considerarse  el  mejor practicante  de  algo  en  concreto  que  de  mantener  un  estrecho  vínculo  con cualquier persona sumisa. Son los denominados ‘Dominantes del maletín’, que proponen en un tiempo récord realizar una sesión y viajan a cualquier lugar para llevarlas a cabo. Con ellos resulta realmente difícil resultar lastimado, ya que saben lo que hacen dentro de la actividad elegida, pero no ofrecen mayor profundidad. Suelen delegar en la parte sumisa la responsabilidad de buscar a terceras personas y enfatizan especialmente el asunto de compartir gastos cuando la “relación” se prolonga en el tiempo. Desaparecen casi como por  encanto  cuando  la  parte  sumisa  comienza  a  dar  señales  de  frustración emocional o cuando encuentran a alguien geográficamente más próximo. 


DaddyDom ­ MommyDommes 

Suelen  ser  personas  de  edad  madura,  muy  amables  y  afectuosas, interesadas en personas muy jóvenes que asuman el rol de hijas o hijos, como una extensión de un incesto positivista. Suelen mimar, proteger, enseñar con paciencia e incluso malcriar a las personas a su cargo, pero de alguna manera se  ven  afectados  por  los  complejos  de  Electra/Edipo  de  la  otra  persona  y terminan  por  ser  fácilmente  manipulables.  Contrariamente  a  los  anteriores tipos de Dominantes no encuentran algo así como hiriente, dado que asumen que el amor/odio es intrínseco al tipo de relaciones que prefieren y habitualmente saben protegerse emotivamente. Son los Mentores/Protectores por excelencia, pero en demasiadas ocasiones sus ganas de sobreproteger puede conducirles a que  la  otra  persona  se  sienta  obligada  a  ofrecer  algo  a  cambio,  y  a  que ellos/as no lo rechacen con la firmeza necesaria. Prefieren relaciones donde la sinceridad y la confianza sean primordiales, y con el paso del tiempo, cuando la relación ya no existe, se convierten en el mejor consejero. Por desgracia también son proclives a las multirelaciones, a formar “familias” puramente sexuales y a practicar un BDSM de baja intensidad.


El Master ­ La Mistress (Am@) 

Este tipo de Dominante suele esperar algo más de quien se le somete, comparándolo con los anteriores. Prefiere una relación en la que el/la esclav@ acepte sus normas y sus preferencias, con escaso margen para modificarlas. Literalmente desea a alguien que haga cualquier cosa, y que pase por cualquier cosa, por él/ella. Podría sentirse igual de feliz con una sirvienta doméstica como con una persona sumisa altamente bien entrenada, dado que lo que más le interesa es la especialización, en lugar de alguien ‘bueno para todo’. Acepta sin titubeos asumir cualquier tipo de responsabilidad y es muy posesivo con las personas a su cargo, pero nadie más tomará decisiones. Se caracteriza por preferir relaciones estrictas y sólo aceptará lo mejor de la persona sumisa, a la cual terminará por conocer mejor que ella misma. Suele ser alguien muy curioso (especialmente con el pasado de los demás), carece de complejos y tienen tendencia al perfeccionismo. Este tipo de persona mira más allá del aspecto físico porque el aspecto mental le atrae más que cualquier otra cosa. Ha investigado con profundidad el BDSM y sabe qué hacer con la mayoría de “juguetes”, y cuando encuentra novedades no duda en probarlas en sí mism@ para conocer  con  exactitud  el  efecto  que  causan,  antes  de  probar  con  otras personas. Suele dedicarse a aconsejar o a enseñar de manera altruista, pero con quien se encuentra más a gusto es con personas ya iniciadas. Anteponen la honorabilidad de sus actos por encima del hedonismo o el narcisismo. Suelen practicar el BDSM de más alta intensidad. 


L@s Sádic@s

Poco  se  puede  explicar  sobre  este  tipo  de  Dominantes.  Para  estas personas  el  dolor  es  la  base  de  sus  juegos  en  el  BDSM.  Dentro  de  esta tipología pueden encuadrarse tanto los de sadismo moderado como extremo. Igual establecen relaciones simplemente ocasionales como altamente vinculantes con alguien  en  concreto.  Cuando  se  trata  de  alguien  con  experiencia  son meticulosos hasta lo indecible por saber qué umbrales de dolor acepta la otra persona, y en el caso de sádicos mentales suelen ser personas muy inteligentes y observadoras. Generalmente poseen altas dosis de autocontrol, lo que les convierte en un “torturador” exquisito y refinado. En algunas ocasiones pueden resultar personas algo tortuosas y frías. 


Dioses Menores 

Son personas que exigen ser tratados como un dios en su casa y adorados como  tales.  Muchos  de  ellos  son  ritualistas  y  tienen  actividades  muy claramente definidas, en gran parte basadas en la gratificación de su ego. Incluso el sexo con estas personas es unidireccional: La deidad recibe la adoración, y el deber de quien se somete es complacer, sin pensar en sí mism@. Son personas muy afines a crear complejos y detallados escenarios decorados según la temática que elijan: gótica, vampírica, mitológica, oriental, etc y sus aficiones vainillas también están enfocadas a esas temáticas. Suelen ser personas muy imaginativas, misántropas, en ocasiones solitarias, que no pasan desapercibidas en el mundo convencional ni por su imagen ni por sus actitudes. 


Osos

Son los hombres Dominantes de las comunidades homosexuales involucrados en el movimiento ‘leather’ (cuero), con lo que no son exclusivos del BDSM; también se encuentran en el mundo motero, por ejemplo. Fetichistas del cuero suelen tender a acentuar una imagen de hipermasculinidad, acompañada de mucho vello. Dominan a los hombres con tendencias femeninas, con los que sacian sus elevados apetitos sexuales, aunque algunos son bisexuales. 

DomOctavio Abr 25 '16 · Valorar: 5 · Comentarios: 2 · Tags: bdsm cr, dominación, dominacion, fetiche costa rica
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¿Qué es un collar?, ¿Cuál es su sentido? Me he hecho estas preguntas a menudo; intentaré responderlas aquí.

 

Los collares pueden tener multitud de formas: cualquier banda que se ajuste al cuello es un collar. Los collares clásicos están hechos de cuero o metal, y tienen anillo(s) que penden de ellos. También hay collares hechos específicamente para ser exhibidos: estos poseen normalmente un diseño más elaborado y no están pensados para ser usados en una sesión real (aunque algunos puedan serlo.

 

Como quiera que llevar un collar clásico sería excesivamente engorroso en la vida cotidiana, algunas / os sumisas/os llevan colgantes de distintos tipos: un collar de perlas, una banda, una gargantilla, o cualquier cadena que se ajuste al cuello. También haysumisas/os que llevan una cadena en el tobillo como collar simbólico, y también algún tatuaje. Como se puede ver, la elección es muy variada, limitada solo por vuestra imaginación y lo que tú y tu dominante consideréis apropiado.

 

Personalmente, considero el collar como un honor tanto para el/la sumiso/a como para su dominante. Es un honor para el/la sumiso/a que su dominante le permita llevar su collar, y para el/la dominante, que el/la sumiso/a acepte llevarlo. El collar es propiedad del dominante que lo coloca y si, por alguna razón, es retirado, debería ser devuelto al/la dominante, aunque esto no deja de ser una cuestión de elección personal.

 

Las razones por la que se lleva puesto un collar son muy diversas: para mostrar tu condición de sumiso/a, para demostrar que eres poseida/o, para recordarle al sumiso/a su estatus, y para mostrar de forma visible el compromiso entre el/la dominante y el/la sumiso/a. Llevar tu collar puesto, no importa que forma tenga, debe tomarse con seriedad y orgullo. Mientras lleves el collar de tu dominante, tu conducta dirá tanto de el/ella como de ti mismo/a. El collar de alguna manera dice quien es tu dominante, y puede ser algo tan simple como su primera inicial o su símbolo personal.

 

Un/a sumiso/a con collar es normalmente intocable a menos que su dominante de permiso expreso. He presenciado reuniones de dominantes en las que el sumiso/a del grupo podía ser castigado por cualquiera de los dominantes, si su dominante no estaba presente cuando el/la sumiso/a cometió la infracción. Supongo que debe haber también grupos en los que el sumiso/a puede ser usado/a sexualmente por cualquier dominante, aunque personalmente no he conocido ningún grupo así. La mayoría de las relaciones con las que me he encontrado son relaciones de pareja entre un/a dominante y su sumisa/o, en las que el/la sumiso/a con collar es intocable por los demás sin el consentimiento del/la dominante.

 

La mayoría de las parejas establecen un contrato entre las partes en el que se detallan las responsabilidades de cada una, antes proceder a colocar el collar. Estos contratos pueden ser tan extensos o tan breves como la pareja lo desee. El desarrollo del acto en sí de la colocación del collar es una elección personal. Puede ser una ceremonia pomposa y solemne, similar a una boda con invitados y demás, o solo estar presentes los miembros de la pareja a solas, diciéndose las palabras que para ellos son significativas de su compromiso. La ceremonia es un acto personal que debe reflejar el vínculo que el collar simboliza.

 

Con la llegada de Internet, mucha gente esta entrando en contacto con este estilo de vida a través de este medio. Desgraciadamente, mucha de la información disponible en la red no es exactamente muy precisa. Para algunos el collar no es mas que una joya, sin mayor significado o importancia, y fácilmente retirable. Pero para la mayoría de nosotros el collar es un símbolo importante en nuestro estilo de vida. Algunas personas comparan el collar con un anillo de bodas, como símbolo del compromiso que los miembros de la pareja tienen el uno con el otro. Aceptar un collar no debería por tanto hacerse sin pensarlo, a la ligera. Antes de colocar el collar las partes debe discutirse ampliamente cómo entienden cada una de ellas la relación. Estas discusiones (normalmente denominadas “negociaciones”) deben incluir lo que el collar significa para cada una de las partes, qué faltas podrían dar lugar a que el collar fuese retirado, y cómo se va a llevar a cabo la ceremonia de aceptación del collar. Algunas personas opinan que el/la dominante debe ser siempre quien ofrezca su collar, para otras en cambio el/la sumiso/a puede suplicar que le sea concedido el honor de llevarlo. A lo largo de las discusiones / negociaciones con un posible dominante/sumiso/a, deberá también quedar claro cual será la mejor manera de abordar el tema de la colocación del collar. Por ejemplo, para aquellos que prefieren una entrega del control más completa, como en las relaciones Amo/a/esclava/o, el esclavo/a suplicará poder llevar el collar. De nuevo, y como en tantos otros casos, se trata de una cuestión personal que debe ajustarse siempre a lo que más convenga a vuestra relación.

Author:Raven Shadowborne ©